La popularidad de la medicina china en occidente se debe en gran medida al éxito en curar enfermedades difíciles con métodos sencillos, sin apenas aparatología. La medicina oficial en occidente, todo y que ya acepta las virtudes de la medicina china, le cuesta aceptar e integrar sus métodos. Pero en esencia ¿cual es la diferencia en el abordaje del tratamiento de las enfermedades de una y otra medicina?

Para explicarlo de una manera sencilla, te voy a proponer una metáfora que, cuando la oí, me pareció fantástica para entender claramente como funciona una y otra medicina. 

El mecanismo del funcionamiento del metabolismo lo podemos imaginar como una gran rueda y dentro de esta gran rueda podemos imaginar que hay muchas ruedecillas más pequeñas. La gran rueda gira lentamente y las pequeñitas giran más rápido. Cuando la rueda grande no gira, las pequeñas tampoco, porque funcionan como un engranaje. ¿Y que hace la medicina oficial? Pues en el caso de que las ruedas pequeñas no giren, la medicina occidental las hace girar. Pero sus métodos terapéuticos no hace que la rueda grande gire. Aunque las ruedas pequeñas giran, esas ruedecillas no hacen girar la rueda grande. Pero la medicina occidental dice: ¡Vale! ¡Eureka! Problema solucionado.

¿Que es lo que hace funcionar las ruedas pequeñas? Pues serian tratamientos muy especializados en cardiología, urología, psiquiatría, traumatología etc, los cuales han llegado a un nivel muy alto de desarrollo, sofisticación y prestigio. Y sin lugar a dudas ostentan un mérito indiscutible.

En cambio la medicina oriental ¿que hace? Pues hace rodar la rueda grande. ¿Que significa la rueda grande? Para entender que es la rueda grande, hay que entender que la forma de funcionar de nuestro sistema orgánico es idéntico a como funciona la naturaleza. De hecho ¿de que estamos construidos? Pues de pura naturaleza. Así pues, además del estudio de la medicina tenemos que ser capaces de entender cómo funciona la naturaleza

Por tanto, para hacer mover la gran rueda hay que usar métodos que movilicen todos los sistemas a la vez: metabólico, endocrino, nervioso, circulatorio, mental, emocional... y los intrincados caminos que hacen que todos los diferentes sistemas se relacionen entre si.

¿Y cómo se hace esto? Para hacer mover la gran rueda hay que hacer que la energía circule por doquier, hay que provocar que todo vuelva a circular en el cuerpo. Hay que hacer que los líquidos puros suban hacia el cerebro y lo impuros bajen para ser desechados. Si conseguimos recuperar el movimiento natural del organismo y que este se revitalice, conseguimos recuperar la salud. Si la rueda grande gira, las pequeñas también lo harán. 

Cuando hay una rodilla muy deteriorada, hay que poner una prótesis. En eso todos estamos de acuerdo. No hay otra opción. La traumatología es una ciencia maravillosa para eso. Esto sería la rueda pequeña. Pero un abordaje más holístico del post-operatorio puede intervenir para aliviar al máximo las secuelas de la intervención quirúrgica, el dolor y el tiempo de recuperación. Haciendo circular la energía y los fluidos de nuevo para integrar de una forma más efectiva la prótesis en el ritmo de la biomecánica del cuerpo. Fortaleciendo además el nivel emocional y mental del paciente favorecerá que la recuperación sea más rápida y efectiva. Es decir, hay que hacer que el ritmo y la idiosincracia de la naturaleza, de la biomecánica, de las emociones y la mente actúe natural y sabiamente en nosotros. Hacer que la gran rueda no pare de girar. 

Las ruedas pequeñas y la gran rueda se necesitan mutuamente como partes de un gran engranaje. Por tanto es importante emprender la tarea de integrar estas dos medicinas, la medicina china y la medicina occidental.    

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